Suele ocurrir que las decisiones de seguridad se toman una vez ocurre una desgracia.
Los hecho ocurrieron en febrero de 2017, cuando un niño de Ottawa murió cuando su corazón se detuvo durante el recreo.
La decisión ha sido firme y contundente: la junta de la escuela católica francesa del este de Ontario ahora tiene desfibriladores en todas las 55 escuelas.
Si bien no se sabe si un desfibrilador le habría salvado la vida, la escuela de Griffin no disponía de dicho equipo.
Después de una historia de CBC, la Junta Escolar del Distrito de Ottawa-Carleton prometió instalar desfibriladores en todas sus escuelas y tras un estudio realizado para evaluar la situación descubrieron que 78 de las 119 escuelas primarias no tenían desfibrilador.
No es obligatorio para las juntas en Ontario equipar sus escuelas con desfibriladores, pero eso no ha sido obstáculo para que la junta católica francesa decidiera instalar desfibrilador en todas las escuelas.
Mejorar en seguridad no es un tema de obligación legal, si no de implicación y concienciación hacia la salud pública.
Una pena siempre tener que esperar a que pasen este tipo de situaciones para tomar una decisión al respecto…
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