
El suceso ocurrió en el Chipman Junior High School, en Bakersfield, EEUU, el mes pasado.
Kenyati Thomeson, de 14 años, venía de jugar a futbol a la hora del almuerzo y cuando regresaba a clase, se desplomó.
Su maestro pidió ayuda en la radio. Thomeson no respiraba. Fue entonces cuando su director, Russ Taylor, y un empleado de la escuela, Lisa Hudson, entraron corriendo con un desfibrilador de emergencia.
Los dos comenzaron la RCP y luego colocaron los electrodos del desfibrilador en el pecho de Thomeson. Al realizar la descargar, su corazón comenzó a latir otra vez.
El desfibrilador utilizado fue uno de los doce que compró e instaló en todas sus escuelas en agosto pasado el Distrito Escolar de la Ciudad de Bakersfield .
El padre de Thomeson reconoció lo afortunados que eran de que el distrito tuviera desfibriladores en el sitio – algo que no tenían hace un año.
Su declaración ilustra la importancia de tener desfibriladores en los colegios «Podría haberle sucedido esto el año pasado, y entonces estaría llevando a cabo un funeral.»
Fuente: Bakersfield.com